COMO CRIAR A LOS HIJOS CON AMOR Y DISCIPLINA
BRUCE NARRAMORE
ARTE DE SER PADRES
Los libros en que los padres buscan consejo, tienden a dividirse en tres categorías. Primero, tenemos los que son escritos por pastores y otros líderes cristianos, los cuales son sermones o mensajes o conferencias arreglados a propósito. El autor selecciona un cierto número de pasajes bíblicos y principios escritúrales y los aplica a la crianza de los hijos. Muchos de estos libros sirven para introducir a los padres a los recursos de la Escritura, así como a otras directrices y principios probados para criar hijos. Sin embargo, estos libros tienden a tener dos puntos flacos. Primero no son muy abarcativos o sea completos. Puesto que estos libros suelen proceder de bosquejos de sermones, los autores han tenido que seleccionar de modo estricto el uso de la Escritura. Una docena de sermones de treinta minutos sólo pueden tocar someramente los numerosos pasajes de la Escritura que se refieren a la crianza de los hijos. En consecuencia, estos libros dejan sin mencionar o lo hacen deprisa y corriendo, muchas áreas de teología que deberían ser traídas a colación sobre la educación de los hijos. Segundo punto flaco es la tendencia a evitar instrucción y guía de carácter práctico. Como fueron escritos inicialmente como sermones o mensajes para audiencias generales, no pueden referirse a puntos tan poco edificantes como despertar el interés del hijo para que limpie su cuarto, que no se pelee con su hermano, o la manera de hacer entrar en razón a un adolescente rebelde. La segunda categoría de libros consiste en volúmenes escritos por consejeros y psicólogos profesionales. Estos libros tienen más sustancia psicológica y son más prácticos, pero no suelen hacer ningún esfuerzo en presentar el punto de vista bíblico sobre la crianza de los hijos, de modo específico y con alguna extensión. Aunque pueden contener versículos bíblicos, es para dar apoyo o ilustrar una tesis o principio psicológico más bien que para servir de fundamento último del libro. Hay en el tercer grupo los relatos semi-biográficos de las experiencias de obreros del campo cristiano con sus propios hijos. Estos tres tipos de libros cristianos sobre la crianza de los hijos, junto con un vasto arsenal de libros sobre el mismo tema escritos por autores seculares, hacen un conjunto impresionante de obras, aunque, al mismo tiempo, desconcertante. Estos libros ofrecen ayuda indiscutible al pobre padre acorralado, pero a todos les falta un elemento vital: no construyen un marco comprensivo y sistemático para educar a los hijos que se halle fundado en la totalidad de la revelación bíblica. No sé de ningún libro, entre ellos, que se haya esforzado para juntar todos los principios y puntos básicos escritúrales que se refieren a la educación de los hijos y que los presente dé manera que sea importante y provechosa para los padres y al mismo tiempo sólido teológicamente.
Ninguno de ellos va a buscar las implicaciones de las Escrituras para la tarea de los padres en los hechos de la creación del Génesis y continúa a lo largo de la Biblia hasta el fin, en el Libro del Apocalipsis. Se nos deja con una perdigonada de textos, a ver cuál acierta, que deja en el tintero gran cantidad de enseñanza bíblica que es capital en este tópico. Esto es verdaderamente lástima (y aun peligroso en principio), puesto que la Biblia está llena de indicaciones específicas sobre cómo educar a los hijos. Aunque la Biblia no fue escrita para servir de libro de texto de psicología infantil o educación de los niños, proporciona una fundación sólida y un marco sistemático para educar a los niños, incluso en nuestra sociedad tecnológica. Por desgracia, esta deficiencia en libros para los padres es aún mucho mayor en el caso de librossobrelas responsabilidades de los padres, los tratados de teología. Cuando examiné media docena de los libros de texto más usados para enseñar teología sistemática, no encontré una sola referencia al arte de ser padre. Fue sólo cuando busqué otras fuentes que pude encontrar algunas. Uno de los mejores libros fue el de John Gill: Body of Divinity. Pero, fue escrito hace doscientos años y su excelente presentación sobre ser padre cubre exactamente cuatro páginas. Hay un cierto número de artículos breves en diccionarios bíblicos, enciclopedias y otros libros de estudio que rozan el tópico, pero lo que más se acerca a la teología de ser padre fue Herbert Lockyer en su libro Todos los niños de la Bihlia. Este excelente libro es esencialmente una compilación y elaboración de la mayoría de los pasajes bíblicos que tratan directamente de los niños. Sin embargo, no intenta un tratamiento a fondo de los problemas, como la naturaleza del gobierno de la familia, los principios de disciplina, la autoimagen del niño, y las responsabilidades de los padres y de los hijos. Por alguna razón se han publicado centenares de libros sobre los medios propios del bautismo, la naturaleza de la iglesia, la doctrina de la predestinación, la hora del arrebatamiento, pero han dado un tratamiento muy superficial a la gran cantidad de enseñanzas bíblicas que se refieren a la crianza de los niños. Esto a pesar de que Dios ordenó a Adán y Eva que «crecieran, se multiplicaran y llenaran la tierra». Y la Biblia contiene más de dos mil referencias al «niño» o a los «niños». Y todo esto se comprende. Los especialistas de la vida de familia, como los psicólogos, psiquiatras y consejeros de familias, generalmente tienen muy poca instrucción sobre teología, si es que tienen alguna. Y los teólogos tienen generalmente muy poco entrenamiento en una tarea tan pragmática como educar a los niños. Por desgracia, la falta de una Teología del ser padre nos perjudica a todos. Los padres no saben encontrar el camino entre el laberinto de teorías y libros conflictivos. Los hijos se quedan sin la propia guía. Y nuestra teología permanece unilateral.
Este fallo en tratar debidamente la tarea de ser padre hace parecer como si Dios hubiera permanecido silencioso en un asunto crucial y como si nuestra teología no tuviera nada que decir sobre un área capital de la vida. Como Gill dice, la crianza de los hijos es un aspecto de nuestro culto. Debe ser «ejecutada con respeto a Dios, bajo su autoridad, según su voluntad y mandamientos y en obediencia a estos mandamientos, teniendo como objetivo la gloria de Dios». Como es una parte vital de nuestra relación con Dios, el ser padre no puede permanecer como un área descuidada de nuestra teología. Si la renovación presente de la vida de familia cristiana ha de echar raíces y ofrecernos los cambios que todos deseamos, debe ser basada firmemente en la Escritura.Debemos hacer algo más que citar versículos y dar una exposición aislada, y hemos de empezar a aplicar los copiosos recursos de la Biblia de una manera completa y equilibrada. Hemos de querer pensar a fondo en las implicaciones de nuestra teología sobre la manera de vivir juntos como padres e hijos. Los padres no saben encontrar el camino entre el laberinto de teorías y libros conflictivos.